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miércoles, 7 de marzo de 2012

Relato



Estirado en la cama noto que los brazos se me estiran y suben solos al cielo. Intento cogerlos como un juego pero enfadado me doy cuenta de que no los puedo atrapar. Los dedos se estiran, las uñas crecen para arañar mi aliento. Siento frío en las piernas y se me congelan, intento saltar al suelo para sobrevivir, agarrarme a algo que estoy convencido de que existe.

De pronto, el pelo se me vuelve de color verde y en los brazos me aparecen hojas. La piel se me estira y se me vuelve dura, se pinta de color marrón. El pecho se infla en un intento de dejar de latir para empezar a palpitar. Me aguanto la respiración en un intento de pararlo, pero es imposible.

En la cabeza solo suenan los gritos, mis berridos de pánico. Es un alarido agudo, estridente, se me mete en el cerebro constantemente. En un último ataque de nervios, por fin consigo decir:
- ¡Cállate Dafne, ahora Apolo me persigue a mi!

Creo que esto se ha acabado, me doy por vencido. Soy un árbol. Quizás me he muerto, para que pueda nacer esta flor. Por fin la puedo oler, no sé si me gusta su tacto, no se si me siento feliz o triste.

Las lágrimas me hierven por dentro y una nueva tortura me atormenta: mis gritos, que no callan. Sé que me perforarán el cerebro para siempre.

César

1 colores:

GoBri dijo...

Uno de los grandes mitos e historias del amor dentro de la mitología romana. Esta es una de las grandes preferidas. La ninfa perseguida por el dio.
Particularmente el clásico de clásicos es Orfeo y Eurídice, aunque muchos de los amores(transformaciones) de Zeus son interesante. Simplemente haría incapié en Ganímides, amado por Zeus y luego convertido en el camarero de los dioses.

Un saludo GoBri!!

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