Vaya tela la que está cayendo en Rusia. En primer lugar, resulta que un chico de 19 años y otro de 22 contactaron por Internet con un hombre homosexual de 44 años. Cuando accedió a dar su domicilio, le visitaron, le violaron y se burlaron de él. Le chantajearon con 350€ a cambio de no contar su homosexualidad a las personas de su entorno, cosa que accedió. La policía finalmente descubrió el caso y detuvo a los dos jóvenes.
¿De verdad que estas cosas pasan en el siglo XXI? Para evitar este tipo de conflictos, es necesaria la información y la educación, para que se integre la homosexualidad y evitar estigmas y odios. Toda discriminación es negativa.
Pues bueno, resulta que Vladímir Putin, presidente ruso, quiere discriminar a los homosexuales por vía legal. Quiere impedir la transmisión de mensajes publicitarios de colectivos homosexuales, que cataloga de “perversión” y “problema demográfico”. Se argumenta diciendo que las campañas de los colectivos LGTB están promoviendo la homosexualidad, hecho que es totalmente falso.
Un diputado ruso, Anton Belyakov, incluso ha afirmado que esa ley homófoba es demasiado blanda y tiene que endurecerse para cumplir los objetivos. Uno de sus argumentos se basa en un patético ejemplo:
“Supongamos que en las noticias de la televisión nos informan sobre una fiesta que ha tenido lugar en un club gay. Los clubs de gays no se esconden de nadie. ¿Bajo el actual proyecto de ley, se conseguiría cerrar esos locales? Me temo que no. En ese caso, ¿a quién tendríamos que pedir cuentas? ¿A la discoteca o al canal de televisión por informar sobre ello? ¡Las cosas no están nada claras! Tenemos que mejorar el proyecto para alcanzar nuestros objetivos”.
Fuentes:
Cáscara amarga
Universo Gay
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