No, en este artículo no vamos a hablar de políticos homosexuales. Eso ya lo hemos hecho. Pero bueno, aprovechamos, ahora que se acaba el año, para recordar nuestros artículos sobre Miquel Iceta o Klaus Wowereit, políticos que no esconden públicamente su orientación sexual.
El lunes publicamos una información de lo más impactante de Rusia. Decía que el gobierno está pensando en aplicar una ley que prohíba al colectivo homosexual hacer campañas publicitarias, ya que, según dicen, promueven su orientación sexual a la población. Hecho totalmente falso.
Los colectivos LGTB rusos sufren el acoso de la derecha nacionalista, muy radical y homófoba. La normalización, sobre todo con este tipo de políticas represoras, es prácticamente imposible. La organización Allout.org, ha recolectado más de 240.000 firmas en todo el mundo en contra de la ley.
El gobierno cuenta con el apoyo de muchas personas conservadoras y de la Iglesia, que es, quizás, una de las instituciones más homófobas y represoras que existe. Por ejemplo, el senador Gallyamov Amir, propuso prohibir la libertad de expresión a las minorías sexuales para evitar que “promuevan su estilo de vida”. La secretaria de “Rusia Unida”, Tatiana Yakovleva, expresó que la homosexualidad es una “perversión sexual, natural de la naturaleza humana”. Y el periodista Aziz Michigisheva publicó que estaba de acuerdo con la violencia en contra de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales.
En contraste con el vergonzoso trato que se tiene de la homosexualidad en Rusia, nos encontramos con el ejemplo de Reino Unido. El primer ministro de UK, David Cameron, anunció no dar ayudas a los países africanos que tuvieran leyes discriminatorias al colectivo homosexual. El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, se sintió ofendido con este anuncio y criticó la voluntad adoctrinadora de Cameron.
Cameron justificó su política, muy poco propia de su partido conservador, valorando la importancia de la justicia e igualdad social. Decía que “los conservadores creemos en los lazos que nos atan; que la sociedad es más fuerte cuando nos ofrecemos nuestros votos y nos apoyamos el uno al otro. Así que no apoyo el matrimonio gay ‘pese’ a ser Conservador. Apoyo el matrimonio gay ‘por’ ser Conservador."”.
Por lo tanto, ser conservador no implica ser retrógrado. Se puede tener un poco de coherencia, ser un político de una democracia implica defender los Derechos Humanos y la igualdad de todos, mayorías y minorías.
Este ejemplo ha gustado a la comunidad LGTB internacional y también a otros políticos como Obama. El presidente ha decidido que la defensa de los derechos de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales sea primordial en todas las políticas exteriores de todos los organismos gubernamentales, incluidos los de cooperación y distribución de ayuda.
¿Y en España? Antes de las elecciones del 20N, España se presentó como modelo en defensa de los derechosLGTB. Pero las cosas han cambiado mucho en España desde un punto de vista político con la victoria de la derecha, el PP. Este partido conservador no es como en Gran Bretaña. Presentó un recurso al Tribunal Constitucional en 2005 en contra de la ley que permitía el matrimonio entre dos personas del mismo sexo. Rajoy anunció en octubre que no derogaría la ley si el Tribunal Constitucional la aceptaba.
¿Pero realmente los homosexuales estamos seguros ante la decisión que tome el TC? Sus miembros ya hace tres años que debían haberse renovado y el PP lo ha impedido. Ahora, Mariano Rajoy, tras ser nombrado presidente, ha anunciado su intención de renovar los cargos. Muy sospechoso… Puede que los miembros se vean influidos por la ideología del PP ya que tiene mucho poder en decidir quién forma parte de los 12 miembros delTribunal.
Es una buena noticia que haya países que defiendan los derechos de los homosexuales, sus acciones son más fuertes que las potencias represoras como Rusia. Defender los derechos del colectivo homosexual parece que está de moda. Pero es muy bueno que haya muchos gobiernos, con indiferencia de su color o ideología, que hayan decidido defender también una gran parte de su ciudadanía (más allá de si hay un interés electoralista detrás).
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