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domingo, 4 de diciembre de 2011

Breve historia del SIDA (Parte II)



Cuando apareció el SIDA, las autoridades sanitarias no colaboraron demasiado con los movimientos gays. Por ello se crearon organizaciones con el fin de proporcionar atención sanitaria y ayuda psicológica para los enfermos y sus familiares.

Pero la lentitud de respuesta de las autoridades políticas y médicas ante la epidemia, causó una radicalización de la comunidad gay. Se quejaban que los gobiernos no invertían en investigación y en pagar asistencias de calidad. De hecho, los grupos más radicales llevaron a cabo acciones muy agresivas de protesta. Los artistas y publicistas ayudaron mucho a hacer visibles estas acciones.

Una de las acciones más importantes de las organizaciones de afectados por el SIDA fue la creación del buddie (“amigo”). Consiste en una persona voluntaria para ayudar a los pacientes en sus tareas cotidianas. Muchas personas cultas y bien formadas quisieron ayudar a los enfermos, y empezaron a criticar y a mostrar ideas para cambiar el sistema médico.

La asociación ACTUP (AIDS Coalition to Unleash Power, “Coalición del SIDA para Desencadenar el Poder”) fue de las más activas, que gracias a su insistencia, se aceleraron los ensayos de nuevos tratamientos. Presionaron para que se invirtiera más en una investigación para encontrar una cura. Su importancia fue tal que pacientes de otras enfermedades aprendieron a organizarse también.


En otros países la situación fue diferente, ya que sí que se produjo un modelo de cooperación para ayudar a las víctimas. Querían acabar con la discriminación al derecho de visita en los hospitales y en la seguridad social y asistencia sanitaria. También fueron clave en la difusión de información para prevenir el virus y ofrecieron asistencia psicológica.

En torno a 1990, aparecieron los medicamentos antivirales, los AZT. No era una cura definitiva, pero se podía evitar la muerte del paciente. En 1996 aparecieron los llamados cócteles de medicamentos, que ayudaban a augmentar la esperanza de vida, haciendo del SIDA una enfermedad más bien crónica y no mortal. Se podía, por lo tanto, llevar una vida más bien normal, pero sin devolver por completo la salud.

El SIDA sirvió de ejemplo para todas las personas, también las heterosexuales, poniendo en la mesa aspectos como el derecho a las visitas hospitalarias, la vivienda, el seguro, las pensiones y las herencias. Pero también provocó la unión de gays y lesbianas para luchar contra su enemigo común.


Fuente:
- "Gays y lesbianas. Vida y cultura. Un legado universal" de Robert Aldrich (ed.)


Y así acabamos hoy nuestra semana especial dedicada al SIDA. Hemos querido hacer nuestro pequeño homenaje a las víctimas de esta enfermedad y a sus familiares y amigos más próximos. El SIDA nos implica a todos y la información y el conocimiento son la mejor forma de luchar contra este virus.

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